Se retira un grande (y nunca mejor dicho). Shaq ha sido la sonrisa de la NBA en los últimos años, un tipo que cae bien a todo el mundo.
Pero Shaq será siempre recordado por el gran jugador que ha sido.
Cuando fue elegido por Orlando con el número 1 del Draft de 1992, ya se sabía que llegaba a la liga un jugador que dominaría las pinturas durante muchos años. Y así fue desde el primer día. Para hacernos una idea de lo bueno que era , basta con mirar sus promedios de su años Rookie, que fueron de 23.4 puntos y 13.9 rebotes por partido, superiores a los que este año a conseguido el sorprendente Blake Griffin. En definitiva, una fuerza de la naturaleza, imparable.
Su sociedad con Hardaway en Orlando fue bastante buena (incluso llegaron a unas finales), pero cuando se junto con Kobe en Los Angeles, los anillos llegaron por inercia.
Después de 3 anillos consecutivos, llegó la final de “los 4 magníficos” contra Detroit, donde los Lakers cayeron derrotados. La relación con Bryant nunca fue buena y esto termino por provocar la salida de O´neal rumbo Miami. Como prometió Shaq, Miami consiguió el título en 2006 (segundo año de O´neal en los Heat). A partir de aquí su carrera deportiva fue decayendo poco a poco, pasando por los Suns, Cavaliers y finalmente Celtics, donde una temporada llena de lesiones a terminado por decantar la balanza a favor de la retirada.
Resumiendo, 19 años en la NBA, 6 equipos diferentes y 4 anillos. Todo para promediar 24,1 puntos (con 58,1 % en TC) y 11 rebotes en temporada regular y 25.2 puntos (56,4 % en TC) y 12,1 rebotes en playoffs. Impresionante.
Por ponerle alguna pega a la carrera deportiva de O´neal, podemos recordar su vía crucis con los tiros libres. En su carrera promedia una efectividad del 52,7 %, si hubiera dedicado un poco de tiempo (o un mucho) a perfeccionar su “peculiar” mecánica de tiro, estaríamos hablando de unos promedios muy superiores en cuanto a puntos. Pero lo más preocupante de este problema fue que los equipos que jugaban contra Shaq en su época de los Lakers crearon el “Hack a Shaq”. Cuando se llegaban a finales apretados, los rivales habían faltas sin balón a Shaq para mandarle a la línea de tiros libres, y así asegurarse recuperar la posesión recibiendo en el peor de los casos un punto en contra. Más tarde la liga se encargaría de penalizar la falta sin balón.
Yo empecé ver a O´neal continuadamente en su último año en los Lakers. Sinceramente, no he visto un jugador tan dominante, focalizaba las defensas provocando tiros de perímetro libres de marca para sus compañeros. Nadie lo podía parar, incluso en este últmio año en los Celtics, cuando rondaba las cercanías del aro seguía siendo imparable (ni Howard en plenitud lo podía parar).
En el próximo post, análisis de los dos primeros partidos de la final.
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